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El artista grafitero Javier López "Jobs" está creando un espectacular graffiti de Don Quijote y Sancho Panza en el antiguo silo de Alcázar de San Juan

Amanece que es poco
 El antiguo silo de almacenamiento de grano de Alcázar de San Juan se está convirtiendo en un gran espacio multiusos dedicado a la cultura y el arte. Una de sus dos naves ya la ocupa la Banda de Música de Alcázar y la otra la Asociación de Canaricultures.

Un Don Quijote de medidas gigantescas dará la bienvenida desde el silo a los ciudadanos que llegan a Alcázar de San Juan en tren. La pintura, que es la primera de las cuatro fases que durará en los próximos años la finalización de la decoración total del silo, está realizada por el artista alcazareño Javier López “Jops” y ha sido visitada este 19 de mayo tanto por la alcaldesa, Rosa Melchor, como por el concejal Juan Benjamín Gallego.

    Hoy nos hemos pasado por el silo para ver in situ los trabajos de "Jops"  Javier López. Se trata de cuatro murales decorados con graffiti. Según Javier López  “Queríamos que Don Quijote y Sancho Panza estuviesen presentes como signos de identidad de nuestra tierra, y qué mejor que empezar con ellos”, lleva seis días trabando en los murales y espera terminarlo en unos diez días más. 

    Nosotros le hemos pillado en plena faena con el Quijote de la fachada principal y, a la vista está que el resultado final será espectacular.
Amanece que no es poco

   Rosa Melchor ha señalado lo siguiente: “Yo estaba empeñada en que todos los alcazareños sean profetas en su tierra. Fue una alegría que desde su propia iniciativa, Jobs quisiera colaborar con nosotros embelleciendo la ciudad, como así está siendo ”, ha dicho. Esta primera fase tiene una partida de 12.000 euros. “Que juntos seamos capaces de llevar a cabo un proyecto así es una maravilla”, añadió la alcaldesa

 Añadir que muy cerca del mencionado silo, tan solo a unos 100 metros, se encuentra el Parque Cervantes decorado con espectaculares grafitis de Quijote y Sancho, aunque de menores medidas, con unas gradas en cuyos escalones se simula una biblioteca con numerosos libros de nuestro querido y admirado Franz Campoy


Texto y Fotos: Paco López

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