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"LIBERTINAJE DE EXPRESIÓN" por Clara Ortega Ramírez

 
"La libertad de expresión y el respeto no tienen por qué ser conceptos aislados"

 Hace días que llevo dando vueltas al tema de los derechos humanos y la libertad de expresión.
    Cierto es, que ha costado mucho esfuerzo e incluso la vida de muchas personas que han luchado para que  podamos disfrutar cómodamente de mayores y mejores condiciones y modos de vida. Cierto es también que queda mucho camino por recorrer. Pero últimamente, algunas formas me parecen exageradas, estridentes y si me lo permiten, censurantes.
    Me refiero al cuidado con el que, en los últimos años, debemos andar cuando hablamos y nos expresamos con naturalidad y espontaneidad porque de pronto te pueden tildar de machista, racista, fascista, rojo, inculto, vago, mala madre, mal padre, insensible, hipócrita... y un sinfín de adjetivos que dejan al ser humano ridiculizado y cruelmente maltratado por sus iguales.
 La hermosa libertad de expresión incrementada en las redes sociales hasta el límite del libertinaje que se esconde tras la palabra y no tras la persona, ha convertido la sociedad en un circo mediático de color rosa fucsia en el que criticar, lo que sea, está de moda. Esto, si me lo permiten, empieza a rozar la censura y a una le da miedo expresar lo que piensa porque tras una forma posiblemente errónea de pensar, ya no hay un comentario constructivo que pueda ayudar a modificar un pensamiento, sino la destrucción cruel de la autoestima, como en la Antigua Roma cuando dejaban a un esclavo desnudo en el centro del circo ante las risas de cientos de espectadores.
     Esto es lo que se puede observar en los medios de comunicación, en las redes sociales y en la calle. Así que los jóvenes crecen pensando que lo saben todo y que lo importante es criticar con dureza para educar. No cuenta la experiencia, no cuenta la opinión personal, no cuenta la ideología ni el respeto porque lo único importante es linchar a los que se equivocan al utilizar términos que ni siquiera saben por qué no son los adecuados.
   
  Hay que seguir luchando por la igualdad de derechos, de oportunidades, por el respeto y por la convivencia, pero no nos vayamos a ningún extremo en este camino porque entonces nos pasaremos toda la historia de la humanidad rivalizando y enfrentándonos en lugar de confraternizar.
     La libertad de expresión y el respeto no tienen por qué ser conceptos aislados; ambas cosas caben en convivencia social por muy diferentes que sean los pensamientos o las ideologías. Hagamos del mundo un hogar en el que el diálogo prime por encima de la crítica destructiva, solo así enseñaremos con el ejemplo a las futuras generaciones.

Texto: Clara Ortega Ramírez. 

Escritora, autora de numerosos libros y publicaciones literarias. 
Presidenta de la Asociación de Escritores "El Común de la Mancha" 
directora de la revista "DLetras"
 

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