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Tarde bohemia por Nicoleta Talpa

Nicoleta Talpa

   No quería hablar de mí, pero inventé un lenguaje para hablar conmigo misma cuando no estás a mi lado.

¡Sabes cuantas letras puedo dedicarte simplemente pensando en ti, imaginándote!

¡Si supieras cómo te recreo en mis pensamientos cuando el mundo me pesa…! Recojo todos los momentos vividos para no sentirme sola…

Mi vacío te convoca. A veces te imagino, te dibujo con la memoria. Hay una paz que me visita cuando pienso en ti…

A veces te oigo decir que estarás allí, solo para mí, sin importar dónde esté o adónde vaya… Como una promesa…Tu voz es el hogar donde descansan mis cansados pensamientos.

Y noto tu abrazo piel con piel cruzando el tiempo, con el roce de tus manos se borran mis temores.

Y cuando esto pasa, absorta en mis pensamientos, recuerdo el olor de tu perfume.

Recuerdo cómo llevas tu jersey favorito sobre los hombros, aunque solo sea para prestármelo si refresca cuando paseamos.

Aquella  tarde que sabía a champagne, vino y poesía paseaba con mis tacones en la mano.

Andaba descalza entre viñedos, conectando con la tierra. Encontré un camino andando en la oscuridad. En cada rincón se respiraba historia.

   Fue unos de esos momentos en los que el corazón te late a mil al descubrir un melancólico paisaje. Levanté los ojos, miré todo lo que me rodeaba y vi un castillo muy antiguo, escondido entre los viñedos infinitos.

   El campo me abrazaba con su luz dorada, con su aroma a uva madura.

  Me senté en un viejo banco desgastado sobre el que ha debido de llover y nevar, y muchas personas han descansado allí a sentir con el alma.

Bajo aquel silencio escuché el eco de tu risa, tu voz me llegó al pecho rodando. Imaginé que me leías poemas con esa preciosa voz tuya en una tarde bohemia.

El pasado imaginado de aquel paisaje me emocionó: expresaba la fusión de la tradición, el tiempo y el espacio. Sentí que yo también formaba parte de esa larga cadena de generaciones que han trabajado esos campos, los han vendimiado. Imaginé su cansancio, sus risas, sus ilusiones. Fue como existir en un pasado inventado, una leyenda propia.

¡Quién sabe lo que permanece! Esos campos están hechos de cicatrices que se volvieron en flores…

He sentido tus pensamientos acariciando los míos, somos dos creadores que vuelan juntos hacia la ilusión.

Nicoleta Talpa

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