menú

DE REPENTE...

DE REPENTE

Artículo publicado en el último nº de la Revista "La Encina" (220)

      De repente nos damos cuenta que lo que antes no tenía la más mínima importancia ahora la tiene, que eso a lo que antes llamábamos rutinas, lo recordamos con nostalgia, lo echamos irremediablemente de menos.

        De repente, esa vida de hábitos y costumbres simples, muy simples, que en algunos momentos seguramente más de uno denominamos como una vida de mierda, de repente hoy, tan solo unas cuantas semanas después nos parece que era toda una vida de auténtico lujo.

       Ahora simplemente, lo más importante es la SALUD, y no es un dicho, de ahí que lo ponga en mayúsculas. La salud y el amor. El AMOR será –siempre ha sido- aunque no lo queramos reconocer, el amor, decía será, es el preciado combustible que nos ayude a mover los motores para salir de esta preocupante situación, el amor hacía el prójimo, la empatía, la tolerancia, la comprensión, el cariño, el respeto, el respeto hacia todas las personas. Cada uno de nosotros tiene un cometido importante en la vida, aunque a veces no lo veamos, o no lo queramos ver.

       De repente le damos un inmenso valor a profesiones como la de médicos/as, enfermeros/as, farmacéuticos/as, empleados de la limpieza, camioneros/as, cajeros/as de supermercados, repartidores/as, reponedores/as, fruteros/as, carniceros/as, guardias civiles, policías, militares, profesiones que casi nunca hemos valorado como se merecían ¿extraño, verdad?

        Otra de las tres cosas que tiene la vida (decía la canción) es el DINERO, el dinero… salvo para banqueros, algunos empresarios y buitres varios que siempre están al acecho en circunstancias como esta, para el resto de los mortales, el dinero solo sirve para gastarlo… simplemente.

         De repente agudizamos el ingenio, nos comunicamos a través de los balcones, asistimos a conciertos virtuales, utilizamos el llamado “teletrabajo”, la imaginación contra el aburrimiento.

                 De repente nos damos cuenta que las cosas no son tan importantes como nosotros creíamos.

        De repente “nos vemos obligados” a estar con los nuestros, más juntos, más unidos que nunca.

                De repente descubrimos que el ser humano es absolutamente vulnerable.

     De repente el fútbol, “el (los) partidos del siglo” el deporte en general, los bares, los restaurantes, incluso los conciertos de todo tipo, etc. De repente, todo eso es prescindible.

    De repente descubrimos ese libro que nunca teníamos tiempo de leer, ese disco que queríamos escuchar tranquilamente…” tranquilamente” una palabra que, de repente, adquiere su verdadera dimensión.

     De repente podemos hacer aquello que siempre hemos soñado hacer si tuviéramos tiempo.

     De repente, hemos conversado, amado, chateado, meditado, leído, escrito, cocinado, escuchado música. Y lo más importante; de repente hemos aprendido a priorizar, a darle a las cosas su verdadero valor.

        De repente, salvo raras excepciones, sacamos nuestra capacidad de adaptación a las circunstancias adversas.

       De repente aun cuando todavía quedan momentos difíciles, incluso cuando llegamos a aceptar el dolor, encontramos fuerzas en nosotros mismos para mirar el futuro con esperanza.

 Texto: Paco López


No hay comentarios:

Publicar un comentario