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Razones de peso para defender el comercio local. Segunda Parte.

   No vamos a negar que el comercio de Quintanar viene sufriendo en los últimos años un
palpable deterioro. Solo hay que darse una vuelta por el casco urbano y vías principales para comprobar lo que decimos. Los motivos por los cuales se ha llegado a esta situación son muchos, múltiples y variados merecedores de un largo estudio y un profundo debate para valorar la situación actual.    Las grandes superficies, las compras por internet, las grandes campañas publicitarias, propias de los tiempos en los que nos toca vivir, sin duda, son algunas de las causas.                                     
    Sin embargo, debemos alejarnos del pesimismo y recordar que existen en nuestra localidad comerciantes en distintas ramas del comercio que subsisten y mantienen sus pequeños negocios, a base de lucha y tesón.
    En la alimentación, el Mercado Municipal de Abastos es, siempre ha sido el lugar de confianza por excelencia para comprar, son los de siempre, los de confianza, los que generación tras generación nos han atendido y nos atienden con una sonrisa.
 Pescaderos, fruteros, carniceros, panaderos, incluso nos encontramos puestos como Alimentación Josefina, con más de 50 años atendiendo al público, que recopilan todos los productos tradicionales locales existentes actualmente en el mercado; vinos, vermout, anís, aceite, queso, chocolate, embutidos, dulces, etc. Productos de primera calidad conocidos, reconocidos y premiados recientemente por la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha con el galardón de "Gran Selección" otorgado a  Mataderos Montejano, un apellido ilustre, con años y años cuidando y mimando el mundo de la carne que ha conseguido que sus descendientes sigan presumiendo de calidad ante el público. 
  En resumen; los responsables del pequeño comercio son personas relacionadas con el pueblo, vecinos, amigos, familiares y algunos de ellos lo son además desde hace varias generaciones. Gente a la que conocemos, saludamos por su nombre, gente que tenemos cerca y a la que nos encontraremos día a día.  
    El comercio local cuida y mima cada producto que ofrece. Una pequeña tienda solo venderá productos en los que el dueño cree y está seguro de su calidad, productos que él mismo compraría. Nos está empezando a sorprender el hecho de que los tomates sepan a tomates, que el menú del día no se componga de comida recalentada o que el último jersey que compramos no tenga pelotillas en dos lavados. El pequeño comercio es confianza y trato personalizado. 
         Detrás del mostrador, nos encontramos un auténtico especialista que podrá aconsejarnos sin prisas, cuyo conocimiento y atención aportan un valor añadido al simple acto de comprar. Nos conoce y le conocemos, es nuestro vecino y confiamos en él. Sabes que te dará lo mejor porque quiere volver a verte.   
   Los consumidores debemos ser conscientes de las dificultades del pequeño comercio para competir en igualdad de condiciones con las grandes superficies.           También hacen falta  ideas para ayudar y potenciar el desarrollo de actividades y oficios tradicionales a punto de desaparecer, incluso recordar con humildad y entusiasmo los ya, desgraciadamente, desaparecidos.
           El contacto en los negocios locales fortalece las relaciones entre vecinos y los convierte en centros receptores y difusores de información vecinal, lugares de encuentro y tertulia, ya que bajar a la tienda, al mercado municipal, siempre es una ocasión ideal para ponerte al día de lo que está pasando en el pueblo. Tienen además una gran repercusión en las personas mayores que agradecen un trato directo y familiar con el comerciante.

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