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Los atardeceres de El Pradillo o Gil y Pinilla. Un paraje natural cargado de historias y leyendas.

Música Quintanar, Amanece que no es poco   Los atardeceres en El Pradillo o Gil y Pinilla, también conocido como "Gilipinillas" son ideales para pasear, para practicar la fotografía, un auténtico placer para la vista, aunque desaconsejable si eres "fino" de olfato. 
    Un espacio cargado de historia, hallazgos, leyendas y lugar de esparcimiento y recreo en otra época.
  En estos parajes el arqueólogo quintanareño  Ramón Villa González halló en el año 1983  el famoso "Ídolo de Pradillo" una pieza que actualmente se encuentra  en el museo arqueológico provincial de Toledo:  Museo de Santa Cruz. Se trata según explica el Dr. Pereira Sieso de un objeto "amuleto"  confeccionado sobre un guijarro de cuarcita metamórfica, y presenta una serie de concreciones y alteraciones superficiales debidas al terreno donde se hallaba, su exposición intermitente y los agentes atmosféricos y a su probable uso como eslabón. Su forma es ovoide, ligeramente romboidal, acentuándose esta última característica en la mitad superior del objeto. Presenta una serie de acanaladuras en su cara anterior y posterior, que fueron realizadas con algún tipo de instrumento cuya naturaleza y sistema de trabajo nos es desconocido ya que las alteraciones de la superficie, debidas a la erosión, no han proporcionado huellas lo suficientemente claras. El objeto es sí se le puede  localizar cronológicamente en la Edad del Bronce y quizás con una mayor aproximación durante el desarrollo del Bronce Medio en la Meseta Sur.
Amanece que no es poco, Música Quintanar
    En la página web del Ayuntamiento de Quintanar de la Orden, el ilustre abogado, historiador y escritor Julián López-Brea Justo nos descubre cuatro rutas por sendos parajes naturales por las cercanías de Quintanar, refiriéndose  a El Pradillo, Gil y Pinilla, conocido también como "Gilipinillas" lo define de esta manera:
   "Para no pocos, desde luego todos peinando canas, el recuerdo de esta zona es como el de esparcimiento de la población, de forma muy modesta eso sí, pues las dos charcas de Gil y Pinilla eran lugar de baños, hubo un tiempo que hasta cobraban por ello, bañándose en la más pequeña las mujeres y en la grande los hombres, incluso dicen que había chiringuitos donde vendían agua de cebada; también atribuían propiedades medicinales el cieno de aquellas charcas. Al Pradillo acudían las gentes de Quintanar a dar cuenta de sus hornazos, tras haber manteado al pelele por la mañana, la tarde del Domingo de Resurrección. Hoy la depuradora ubicada en las proximidades de aquel terreno lo hacen completamente irreconocible".

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